Memorias de una... española! Kioto

Aterrizamos en Narita dos días después de comenzar el viaje. El último tirón de avión fue de once horas, nada, una minucia porque una vez recogidas las maletas activamos el Japan rail pass y hale cuatro horas más de tren hasta Kioto nuestro primer lugar de destino. Tengo que decir que los trenes son puntuales y están muy, muy, muy limpios.
Menos mal que comenzamos por Kioto, es una ciudad tradicional, llena de cultura, arte y lo más importante totalmente opuesta al bullicio de Tokio.
Está localizada en el centro de la isla de Honshu y es la capital de la región de Kansai. Durante mucho tiempo fue la capital de Japón y acogió la corte imperial y otras instituciones. La mayoría de sus monumentos están declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Estuvimos siete días (yo me hubiera quedado más, me encantó todo: la ciudad, el ambiente, la gente, la facilidad para moverse...) El primer día subimos a Kiyumizu-dera es un conjunto de varios templos budistas en una colina a cual más bonito; es conocido, sobre todo por tener un balcón de madera impresionante sobre el bosque.

Mapa del santuario 





Lugar donde te lavas las manos antes de entrar al templo






Este es el famoso balcón de madera del santuario. Estaban en obras y como podéis ver los andamios están hechos de bambú.




Tablillas con peticiones
A esta piedra había que llegar con los ojos cerrados pensando en el amor de tu vida y ... se llegabas sin problemas lo conseguías.


Aquí con las maikos ¡qué monas ellas!



Había una fuente cuya agua se presupone sagrada y ahí estábamos nostras para hacer cola, lo mejor es que los cazos en los que se recogía y bebía el agua tenían un dispositivo para desinfectarlos antes de utilizarlos, alucinante.










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